No me importa nada.
Per merche500 – 28/07/2015
Llovía y decidí echar a correr. Me calcé unas deportivas y salí de casa para prescindir de los recuerdos.
Las lágrimas se camuflaron bajo la lluvia y se deslizaron hacia el pavimento como un torrente de desespero.
Me sentía afligida y no me importó que se empapara mi sudadera color oscuro, con la capucha echada sobre mi cabello negro que me hacía tener una apariencia de chaval.
No paraba de preguntarme la razón por la que Rodrigo no me prestara el más mínimo interés en toda la semana. Ni siquiera me cogió el teléfono. Las preguntas se amontonaban como las gotas que resbalaban por mi mejilla.
Aquella noche tormentosa, mi soledad se reconfortaba con el simple hecho de ver los parques vacíos de chiquillos y de pájaros, con sus cantes alegres.
El eco de la noche se colaba en mi cabeza y me torturaba: Lo amo y mi alma hambrienta de pasión se quedó sin sus caricias.
Una sombra aparece entre la arboleda del lugar.
Mientras mis pisadas se iban acercando a aquella silueta oscura que se entromete en mi camino, algo me detiene cortándome el paso.
Tengo miedo y empiezo a temblar.
Decido echar a correr en dirección contraria, aunque con el giro, resbalo y caigo contra la hierba húmeda al borde del camino.
El pánico hizo que contuviera la respiración y al incorporarme tan deprisa mi cabeza se quedó sin riego hasta hacerme caer de nuevo.
Ya recuperada de mi torpeza, acometo contra el asfalto y mis pasos ganan terreno cuando una voz conocida me amedranta y me detiene.
Reanudo la marcha hacia el manchado sonido con el golpe de las gotas contra el pavimento, y esta vez voy más acelerada.
Dudo si van más deprisa mis pies o mi corazón.
Nos unimos con un abrazo completo de añoranza.
En medio de todo un diluvio de hojas mojadas nos besamos y el mundo dejó de latir venciendo nuestros corazones.
No hubo palabras ni respuestas, pero no importa nada.
Merche Maldonado, mi mundo 