Capitán de velero.
No contabas con que las sirenas existiesen.
Como un navegante de un velero has guiado tu rumbo a todas las tormentas posibles, saliendo herido de todas ellas. No hay tempestades que no puedas superar con tu destreza, tampoco hay olas que no intentan azotarte como si fueras un barco de papel.
Capitán de velero que sufres por los mares envenenados de tus pesadillas, alégrate de llegar a un lugar seguro, ese que tanto anhelaste.
Cuando esa gran ola escupió en tu cara su rabia te impulsó al lugar más alto del océano. Sentiste que eras el más grandioso de los capitanes. Tú nunca pensaste que tu destino era una caída tal que ni abrazando el mástil de la vela verías tu salvación.
Te hundiste en un mar revuelto sin esperanza de salir a flote, dejándote llevar a las más profundas aguas y te abandonaste en una oscuridad cautivadora.
Aunque nunca creíste en los cuentos unas voces te guiaron y unas manos te salvaron, llevándote a la orilla soñada desde hace tanto tiempo, y que no esperabas conseguir.
Al acariciar la arena te tumbaste en la orilla y miraste atrás para ver a tus salvadoras. Sin estar previsto, descubriste las siluetas alejándose.
No estabas loco.
Conseguiste salvarte, gracias a tu valor. Sin embargo, agradeciste ser tan especial como para escuchar su canto todos los días de tu vida y su compañía protectora en todos los instantes.